Estuvieron casados sesenta y dos años, lo que podemos describir como un matrimonio normal, pero con muchos altibajos, montañas rusas y crisis matrimoniales. Durante esos altibajos se separan parcialmente, visitando a cada uno de sus hijos por periodos prolongados de tiempo. Con la edad vienen las enfermedades, los cambios mentales anuales y las necesidades que hay que satisfacer. Vidas infelices, asuntos pendientes y metas desconocidas.
¿Qué pasa cuando tus padres de 89 y 86 años empiecen a buscar su propio espacio lejos del otro? Quizás se pregunte: “¿Por qué esperaron tan tarde en la vida para darse cuenta de que sus caminos eran diferentes?” Quizás soñando con lo que podrían haber sido sus vidas, el qué pasaría si… A veces necesitamos asumir el papel de criar a nuestros propios padres y nos sentimos inadecuados o no preparados para esto, especialmente cuando ya no quieren vivir juntos.
Aquí hay algunas maneras de ayudar:
- Sea empático y trate de comprenderlos a ambos tanto como pueda.
- Hónralos como te enseñaron, siguiendo los principios de vida con el entendimiento de que debes cuidarlos y al mismo tiempo cuidarte a ti mismo.
- Ayúdalos a aceptar y adaptarse ya sea en su propia casa, en un estado diferente, lejos de su posesión o lejos de lo que conocen.
- Establece límites que te mantengan sano física y mentalmente para poder seguir ayudándolos.
- Encuentre una manera de ayudarlos sin olvidarse de vivir sus propias vidas. Debes cuidar de tus propias necesidades sin quemar tu fuerza, tu paciencia y tu propósito en la vida.
- Prepárate e investiga para cuando lleguen a esa etapa.
- No tomes partido, escúchalos a ambos, pase lo que pase.
Lo más importante es que no olvides que todo comienza con el poder del amor.
Colaboración del artículo:
Brenda Rivera, BSW
Rosa J. Parra, Fundadora de Palo Magazine