Las tradiciones y las costumbres pasan de generación en generación y mantienen la identidad de los pueblos ante los cambios en la sociedad. En el plano personal es interesante observar como cada uno de nosotros es un reflejo de nuestros ancestros. Estos son el punto de donde parte la historia de cada uno de nosotros. Si alguno de ellos hubiese tomado otra decisión en su existencia no estaríamos aquí.
Cuando me hice el ADN descubrí que más del 50 por ciento de mi genética es de descendencia europea. La mayoría de la península ibérica y de Portugal. Esto me dejo claro que la inmigración que tanto se critica hoy en día por muchos gobiernos se ha dado en todos los tiempos y hace la historia de cada uno de nosotros única e interesante. Yo soy Puertorriqueña, pero mi genética me dice que de no ser por esos ancestros que se dieron a la tarea de moverse de un lado a otro por diferentes razones, yo no habría nacido en la tierra en que nací. Esos ancestros que llegaron a Puerto Rico con sus tradiciones y costumbres se mezclaron con los que ya estaban y fueron creando una nación con una gama de colores y experiencias que como dice la salsa se han” fundido para hacerse transparentes y yo soy el vivo ejemplo de mi gente”. Esas tradiciones siguen evolucionando. Unas se hacen menos visibles y surgen otras producto de las influencias recibidas.
Cuando emigramos de nuestro país nos llevamos en nuestra maleta de recuerdos todas esas costumbres y tradiciones. Siempre están con nosotros y las adaptamos al nuevo sistema en que estamos viviendo. Eso es lo importante que mantengamos esas tradiciones entre nuestra familia y las compartamos con orgullo. A esos inmigrantes tenemos que honrarlos y mantenerlos presentes en nuestra historia que comenzó con la de ellos.
Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo…
Maria M Garcia, BA, MA