La salud no es solamente la ausencia de malestares o enfermedades físicas. Estar saludable es disfrutar de bienestar físico, psíquico y social. Si uno de estos factores no funciona adecuadamente, la salud se afecta.
Es importante que entendamos que nosotros somos los que recibimos los mensajes de nuestro cuerpo indicando que algo está fuera de balance. Tenemos que estar pendientes y tomar las medidas necesarias para evitar que una dolencia menor se pueda convertir en una enfermedad.
La prevención es la clave del éxito para lograr vivir a plenitud.
Si tenemos alguna condición diagnosticada debemos de seguir las instrucciones del doctor para mantenerla bajo control. No debemos auto-diagnosticarnos y mucho menos tomar medicamentos si no son con la aprobación médica. Hay que recordar el refrán de que el remedio puede ser más caro que la enfermedad.
Debemos de considerar nuestro cuerpo como el templo en el que habita un ser único y especial. Para que ese ser se manifieste y desarrolle al máximo sus capacidades tenemos que alimentarlo adecuadamente. Tenemos que aprender a enfrentar los problemas o adversidades. Así evitamos que el miedo y la ansiedad no nos permitan resolver y se afecte nuestra salud emocional. Si no podemos solos, hay opciones para ayudarnos a lograr la armonía y el balance de nuestra salud física y sicológica.
Disfrutemos de la vida recordando siempre que la salud es la mayor riqueza que tenemos.
Por Maria M. Garcia, BA,MA